Murakami
es uno de mis novelistas favoritos. Ustedes han de notar que la mayoría de las
entradas que tengo en mi blog son de libros que he leído de este autor, así que
probablemente ya han notado mi gran afición a sus novelas y sus cuentos cortos.
Cuando me regalaron De Qué Hablo Cuando Hablo de Correr, pensé que era otra novela
más del señor Murakami, una (por el grosor del libro) corta como Afterdark (la
primera novela que leí de él y la que me hizo adentrarme más a los mundos que
él crea). Así que esperaba leer algo muy abstracto y con excelentes líneas de
narrativa que me iban a cautivar una vez más.
De
lo último, no quedé decepcionado, pero esta “mini” auto-biografía del señor
Murakami, no es nada de lo que me esperaba. De nuevo me adentré en un mundo más
de Murakami, pero lo que no me esperé, es que él me daría paso a observar su
mente (imagino que hasta un punto) como novelista y corredor a través de este
libro. Me extraña eso de Murakami ya que no es un autor que le guste mucho
hablar de sí mismo. He buscado en internet entrevistas o explicaciones de sus
cuentos cortos o novelas dadas por él mismo y me he quedado decepcionado al
encontrar muy poco.
De
qué hablo cuando hablo de correr, describe una pequeña parte de la vida personal
de Murakami. La vida de un novelista sedentario que decidió, decir no al sedentarismo,
levantarse de su escritorio y correr, en un inicio para no desmejorar su salud
y su físico. Luego de eso, Murakami descubre que el correr no es muy distinto a
escribir novelas, porque cada vez que corre, trata de superarse a si mismo; igual
a lo que, según él, sucede cuando escribe una novela. Cada vez que escribe una,
la siguiente debe ser mejor. Por esto, el correr y escribir novelas es nada más
una carrera con uno mismo, y termina
siendo algo muy personal, de muy adentro, muy privado.
A mi
parecer, Murakami logra su éxito como novelista por el hecho de que practica y
realiza de manera usual el correr. Las crónicas narradas por él develan cómo, a
pesar de las adversidades, él continúa haciendo ambas cosas. Correr se transforma
en parte de su ser y lo envuelve en un mundo donde el reto es siempre cumplir
las metas trazadas, acalambrarse y volverse a sanar, decepcionarse y volver a
intentar mejorar. Imagino yo que eso mismo ocurre al escribir. Tal vez alguna
novela que él escribió terminó por decepcionarlo, tal vez su imaginación alguna
vez se “acalambró” pero con el tiempo, logró sanar. Las últimas son pretensiones
mías de intentar descifrar el mensaje de este libro, pero tal vez, simplemente,
Murakami sólo escribió un libro sobre correr y cómo esto lo ha acompañado en su
vida y no existe la conjetura que hice en este último párrafo. (Pueden observar
que lo inicié con la frase “A mi parecer” por esto último)
Al
final del libro, en el epílogo, Murakami aclara que el nombre fue tomado en alusión
a un libro de cuentos cortos de Raymond Carver llamado “De qué hablamos cuando
hablamos de amor”. Esto último me hace pensar que en sí, para él, aunque correr
lo considera como algo “inútil”, es parte de lo que lo hizo novelista y que al
mismo tiempo lo define. Al finalizar el último capítulo del libro Murakami
fantasea con la idea de que su epitafio al morir se lea “HARUKI MURAKAMI
Escritor (y corredor) Al menos aguantó sin caminar hasta el final”.
La
realidad es a que a mí, desde que inicié el libro, me han dado ganas de correr;
ahora, después de leerlo sé que el ejercicio, además del beneficio de otorgar
salud, puede ser una actividad divertida y venturosa. Sé que si algún día, venzo
el sedentarismo, me ejercitaré para buscar diversión y nuevas anécdotas que
contar, algunas puede que sean dolorosas, otras un poco más divertidas, pero al
final, ¿de eso no se trata la vida? Pues sí, uno debe intentar hacer de este
efímero paso en este estado de consciencia lo mejor que se pueda.
Kurco1989
Cita
Favorita:
"Me
gustaría advertir a los institutos de secundaria y bachillerato, antes que se
produzcan víctimas innecesarias, de que es mejor que dejen de obligar a correr
largas distancias de manera tan estrictas a todos sus estudiantes, pero aunque
lo hiciera, estoy seguro de que no me harían caso. Así es la escuela. Lo más
importante que aprendemos en ella es que las cosas más importantes no se pueden
aprender allí. "