miércoles, 15 de noviembre de 2017

Su novia - Cuento Corto

Por Kurco1989

Mario miraba el estante de la tienda minuciosamente, así como lo hace un niño observando un juguete nuevo que le han regalado sus padres. Una muchacha de tal vez unos veinticinco años se acercó a Mario y le dijo: “Disculpe señor, ¿Le puedo ayudar en algo?”. Mario no le prestó atención a la muchacha y continuó explorando el estante lleno de collares y aretes que colgaban en largos percheros.

La muchacha, al ver que fue ignorada, se fue sin decir nada, suspirando y murmurando sobre lo que odiaba su trabajo. Mario continuó su búsqueda y encontró al fin un par de aretes cuyos bordes eran dorados y contenían un tipo de gema falsa color púrpura claro en el centro. Lleno de satisfacción, como si hubiese logrado algo importante en su vida, sonrió, los deslizó apresuradamente a lo largo del perchero donde estaban colocados y se llevó de encuentro otros accesorios de dama que estaban colgados delante de los aretes. Los recogió, los puso en su lugar, y fue a pagar en la mesa del fondo con el dinero que le habían dado sus padres para almorzar ese día en la universidad.

Al salir de la tienda, contó el dinero que le sobró de la compra y pidió un corndog que vendían en un pequeño kiosco que se encontraba en la esquina opuesta de la tienda de accesorios de dama. Se sentó en una banca que quedaba frente al kiosco, y mientras se alimentaba con mucho esmero, observaba pasar a las personas que ese día habían ido al centro comercial.

Era un día especial en la vida de Mario, su novia y él ya estaban cumpliendo su primer aniversario y les había contado a todos sus amigos de la universidad que se encontraba muy feliz. El día anterior, su amiga Lorena, le había preguntado: “Oye Mario, pero si ya ha pasado un año y aún no nos has presentado a tu novia en persona y lo único que hemos visto de ella son fotos, ¿Cuándo la conoceremos?” Mario, la observó detenidamente por un momento y titubeando un poco su respuesta, le contestó: “Pues el día que sea conveniente, no ves que ella no es como ninguno de ustedes y la verdad no creo que les agrade mucho.”

Según las fotos que Mario les había mostrado, su novia, cuyo nombre obvió a sus amigos, según él, para que no la buscaran en redes sociales como Facebook, Twitter u otros, se miraba una muchacha muy guapa, demasiado como para creer que estaría con alguien como Mario. Tenía tal vez unos 19 o 20 años, un busto más bien pequeño, pelo marrón ondulado, ojos café claro, piel blanca un poco bronceada, labios finos, mejillas rojizas, y denotaba en todas las fotos que Mario les había mostrado, una expresión de alegría y carisma.

Mario por otro lado, era un muchacho de 23 años, regordete, con los dientes frontales levemente torcidos, pelo liso medio largo que denotaba un poco de suciedad, nariz grande y ojos pesados y marcados con oscuras y amplias ojeras. Para sus amigos, que Mario estuviera con una chica tan guapa como esa, era algo inconcebible, pues él era un muchacho más bien, algo particular.

Sus amigos, Manuel, Lorena, Natalia y Alberto murmuraban a sus espaldas que él mismo se había inventado la relación que tenía con su novia. Nunca la habían visto, no sabían dónde estudiaba o trabajaba la chica. Tampoco tenían idea de cómo la había conocido. Siempre que le preguntaban a Mario, él les decía que había sido en una fiesta a la cual ellos no habían asistido, sin embargo, todos sabían que Mario no tenía más amigos que ellos y les extrañaba que él había salido a farrear sin avisarles. Tal vez conocía a otras personas con las cuales él se había relacionado en clases, a la hora de hacer trabajos grupales, pero nunca lo habían visto con alguien más, al menos en la universidad. Por tanto, todo lo que él les contaba de su novia, era una total mentira para ellos.

Mario no tenía la menor idea que sus amigos hablaban de esas cosas. A él nunca le interesó realmente ser parte del chisme o los rumores. Claro, lo que lo unía a él con sus amigos era el simple hecho, que todos en ese grupo eran, de alguna forma, diferente al resto de personas que asistían a la universidad. 

El grupito se había formado cuando Natalia tomó un curso de dibujo en la universidad. Ella había sido una aficionada del dibujo desde que tenía trece años. Sus dibujos eran sobre todo, de esoterismo, calaveras o cráneos sombríos. Así como el arte de un disco de una banda de Death o Black Metal. Nunca se llevó bien con sus compañeros del colegio, por tanto, cuando entró a la universidad, su esperanza era encontrar a alguien que tal vez compartiera sus gustos por el esoterismo, las calaveras o el dibujo.

Así fue. Alberto era un tipo un tanto introvertido, pero en el colegio la pasó mejor que Natalia, ya que sí tuvo un par de amigos que compartían sus mismos gustos. A pesar de ser un chico flaco y sin mucha gracia, sus compañeros lo respetaban, ya que su mejor amigo era el típico chico popular, extrovertido, atlético y con excelentes calificaciones. Su amistad se dio, porque Alberto dibujaba muy bien desde los diez años y pues a su amigo le encantaba el arte, pero no era un muy buen dibujante, por tanto, de vez en cuando se le ocurría alguna idea loca para dibujar, y Alberto siempre lo complacía. Era como que si a su amigo se le dio el don de la creatividad y a Alberto la habilidad del dibujo y se complementaban muy bien.

Después de tres semanas en la clase de dibujo, Alberto y Natalia se conocieron. A Alberto le llamaba la atención todos los dibujos que Natalia presentaba en las asignaciones que dejaba el maestro. Un día, Alberto no tenía idea sobre qué hacer para la asignación que les había dejado el maestro y Natalia lo vio. Tenía una cara de consternación, que parecía que alguien muy cercano a él se había muerto. Natalia le preguntó: “¿Qué te sucede?” y Alberto, sorprendido porque alguien se le había acercado a hablarle, le contestó: “Nada, lo que pasa es que no tengo la más mínima idea de qué hacer.” Y después de un pequeño silencio, agregó: “Oye, he visto tus dibujos. Son un poco sombríos, pero vaya que tienes una cabeza muy creativa”.

Fue una amistad a primer contacto, si se pudiera decir de esa forma. Ese día conversaron tanto que faltaron a sus demás cursos y se intercambiaron números telefónicos. Natalia, a pesar de no haber sido tan buena haciendo amigos en el colegio, decidió que en la universidad eso debía cambiar y por tanto, había hecho amistad con Manuel en otra clase. Manuel era un muchacho no tan callado e introvertido, le tenía un amor muy profundo a la literatura; disfrutaba pasar horas en la biblioteca leyendo a García Márquez, Vargas Llosa, Camus y un poco a Carl Sagan, de quien estaba profundamente enamorado.

Tanto Manuel, como Natalia y Alberto, dibujaban muy bien y pasaban tardes enteras, después de las clases, dibujando de todo un poco. Tenían la dinámica de que Natalia o Manuel daban ideas o conceptos para dibujar y luego los tres dibujaban la misma idea o concepto, cada uno con su estilo particular; pero era Alberto quien hacía los dibujos con mejor detalle y limpieza, aunque depende del gusto de cada quien, ya que los dibujos de Natalia siempre eran sombríos, aún y cuando la idea principal denotara algo radiante. Por otro lado, Manuel dibujaba con un estilo un tanto más caricaturesco que realista, para él la realidad era aburrida y le gustaba más imaginársela de forma jocosa.

Lorena, por otro lado, no era muy buena dibujante, pero sabía mucho de música. Le encantaba el jazz, el rock progresivo y muy de vez en cuando la música electrónica. En el colegio Lorena fue muy popular; sin embargo, no sentía compañía estando con ninguno de sus compañeros. Había tenido múltiples novios o simplemente ligues, y por lo tanto, su reputación entre sus amigas no era muy buena, la etiquetaban como “la cualquiera” o “la zorra” del colegio. Por eso se llevaba más con chicos, puesto que estos no la juzgaban de esa forma, o por lo menos, no le sentían envidia.

Desde que Lorena vio a Alberto, se enamoró y quiso empezar a salir con él, pero Alberto era un chico tan reservado, que le costaba mucho el simple hecho de hablar con ella. No fue como cuando conoció a Natalia. Sin embargo, Lorena consiguió llevarse bien con Alberto, hasta que él la llevó a sus sesiones de dibujo con sus amigos.

Lorena les mostraba su música, como una forma de poder entrar al grupo. Las sesiones de dibujo comenzaron a realizarse entonces con Dark Side of The Moon de Pink Floyd o un concierto en vivo de Miles Davis de fondo.  Tiempo después, Lorena los llevo a su casa, donde tenía un estéreo enorme conectado a un televisor LCD de 42 pulgadas, el que usualmente usaba para ver conciertos en vivo o simplemente escuchar cualquier banda de rock alternativo, sinfónico, progresivo, jazz, blues, o lo que sea que el ambiente planteara. Desde que el grupo de amigos fue a esa casa, las sesiones de dibujo comenzaron a realizarse ahí, con cerveza, cigarrillos y bocadillos que compraba en el súper-mercado la mamá de Lorena.

Fue hasta que pasaron siete u ocho meses de llevarse entre ellos cuando conocieron a Mario. Lo aceptaron en su grupo casi instantáneamente. No porque era un “geek” como todos ellos, sino más bien porque era diferente al resto y comprendieron el rechazo que Mario había sufrido en los demás grupos, sólo por el hecho de ser diferente. Empero, Mario era un bicho raro, siempre lo encontraban balbuceando palabras sin sentido o decía cosas incoherentes a mitad de las conversaciones que el grupo tenía.

Cuando Mario tomó confianza con el grupo, iba haciendo bromas un tanto pesadas. Se burlaba constantemente de las chicas o contaba historias que todos deducían no eran más que patrañas. Anécdotas como que había ido a emborracharse con sus amigos o que se había ligado a una chica. Ciertamente, era todo falso. Sin embargo, por ratos era chistoso en su forma de ser y el grupo no tenía nada en contra de sus mentiras; más bien parecía que a las chicas del grupo les parecía adorable su mitomanía.

El día del aniversario con su novia, Mario se fue a su casa desde el centro comercial, caminando, ya que no tenía más dinero para pagar un taxi. Tuvo que caminar aproximadamente unos 3 o 4 kilómetros, subiendo y bajando las pesadas y cansadas calles empinadas de su ciudad natal. Abrió el portón de la entrada y lo cerró con doble candado, luego con un poco de esfuerzo abrió la puerta del interior del garaje. Pasó la sala de estar que estaba adyacente a la puerta de entrada y caminó por un pasillo perpendicular a la sala.

Entró a su cuarto, y ahí estaba, su novia, esperándolo, sobre su cama, totalmente desnuda y acostada boca arriba viendo al techo fijamente. Sus pezones rosados y puntiagudos direccionaban al techo así como sus ojos completamente abiertos y estáticos. Mario tomó una franela que tenía al lado de la cama, sobre la mesa de noche, limpió la cara de la muñeca inflable y sacó los aretes que había comprado en la tienda. Tomó un poco de cinta adhesiva transparente que tenía en el interior de la gaveta de su mesa de noche y pegó los aretes a la muñeca con mucha fineza, dejándolos colgando perfectamente. “Ahí está mi amor, lo que te prometí, son perfectos para ti y te ves hermosa. Te amo.” Dijo, con mucha satisfacción.


viernes, 27 de octubre de 2017

Consciencia y Voluntad de Noche

En el silencio de noche; con el alma abierta, así respiro, es de esa forma que puedo completarme. Es un hecho que prefiero lo lúgubre a lo brioso, el silencio al sonido, excepto cuando es la música la que retumba. La música que trae una melodía, a veces pegajosa, otras veces cambiante y en algunas ocasiones, misteriosa y versátil.

Esto es nada mas algo de la noche, no tiene fin ni misterio, sólo es; como yo, como ustedes, de la manera que es el mundo y el universo, las estrellas y la vida, solo son, no tienen propósito alguno, y si lo tienen, es un misterio, que capaz, nunca conoceremos, y si lo llegásemos a conocer, será en nuestro lecho de muerte, agonizantes y filosóficos, mirando hacia la nada, al fin, lo entenderemos y sabremos si el viaje valió la pena o si no fue más que esperpento inservible. Si el alma, el espíritu o la consciencia son  inmortales, pues aquellos que en su vida vivieron plenamente, probablemente estarán satisfechos, formando parte en otra dimensión o en una consciencia mayor, tal vez en Dios, o simplemente en el Todo, pueden ser incluso lo mismo.

Pero no, nuestra incertidumbre nos hace vivir de la manera en que mejor creamos; amando a Dios o nuestra esposa o esposo, a nuestra madre, a nuestros hermanos y amigos. Es así como seguimos viviendo, con amor hacia quienes nos importan.

Algunos, yo me incluyo, hemos perdido la esperanza, ya no veo un día más de vida; además me he negado a ver el más allá, que por mi desesperanza, estoy seguro que no existe. Pero no es de alarmarse, eso lo he perdido ya ratos, creo que fue hasta hace poco que me di cuenta que la perdí en algún momento. Tal vez vi algo, o simplemente mi mente entendió que todo es vivir el ahora, que ya nada realmente importa y que lo único hermoso y necesario de la consciencia es el amor.

El amor, que es solamente un proceso biológico necesario para la continuación de la especie; numerosas hormonas y químicos que reaccionan y nos hacen sentir ese inefable sentimiento y placer, es lo que de verdad me mueve, es lo que me da la voluntad de continuar y creo que para muchos, es el centro de nuestra existencia, es la base o el punto de partida de nuestras acciones.

Aquellos que no lo atrapan, o sufren el rechazo en su existencia, poco a poco apagan esa luz, no de forma consciente, pero esfuman el aliento de voluntad que el amor atrapa en la existencia de un ser humano. Estos que sufren el desamor, son los que tienen una o más incapacidades sociales y fuerzan la importancia de su existencia en la humanidad. El desamor causa recelo, envidia y hasta derramamiento de sangre; el desamor es la enfermedad por excelencia en la condición humana del ser.


Que, ¿Qué es esto? Pues sólo es, nada más, en realidad, nada importa; en cuanto a mí respecta, continúo mi existencia, con mi voluntad de seguir, aun cuando la esperanza se esfumó, porque a su hermana frenética, la fe, la exilié de mi consciencia, por decreto de mi alma y la voluntad de mi espíritu.

domingo, 16 de julio de 2017

Los Propios Dioses (The Gods Themselves) - Isaac Asimov

Es precisamente por novelas como esta que me encanta la ciencia ficción, y exactamente por este tipo de historias que me desvivo por Asimov. Nuevamente, el maestro de este género me dio una lección de cómo se comporta la humanidad y la reacción que se espera de los humanos cuando la ciencia avanza y hace nuestras vidas más cómodas: la estupidez prevalece con mayor fuerza, para tratar de mantenernos en nuestra zona de comodidades, aún cuando eso provoque la destrucción de nuestro sol, y con él nuestro planeta y con ellos, nuestra civilización.

En otra publicación, estaré haciendo comentarios de un libro que leí recientemente del aclamado y más popular astro-físico en nuestro medio: Neil Degrasse  Tyson que trata en una parte sobre la búsqueda que están desarrollando los científicos para encontrar vida y civilizaciones avanzadas en nuestra galaxia. Esto último lo traigo a colusión porque en "Los Propios Dioses" Asimov, nos advierte, como casi todos los científicos, que uno de los aspectos que debemos curar para que nuestra especie sobreviva es: la estupidez humana. A mi parecer, es esta la razón por la que no hemos encontrado evidencia de otras civilizaciones, porque las mismas terminan siempre por auto-destruirse , irónicamente, en su propia estupidez.

En una breve sinapsis, la historia que nos cuenta Asimov en esta novela trata sobre el descubrimiento de energía limpia e ilimitada, proveniente de un universo paralelo; años después de este descubrimiento un científico descubre que la entrada de esa energía hace un desbalance en nuestro universo, que hará estallar en muy poco tiempo nuestro sol. El científico intenta vanamente convencer a sus líderes políticos de apagar la máquina que nos trae la energía ilimitada, descubriendo que su única salida es tratar de comunicarse con los seres del universo paralelo para que sean ellos quienes apaguen su máquina y dejen de enviar la energía que habían estado emitiendo hacia nuestro universo, pero también este esfuerzo es en vano. La historia gira en tres lugares: la Tierra, donde se descubre la energía y un científico, años más tarde, se da cuenta que la misma nos matará pronto; el universo paralelo, con una civilización con dos tipos de habitantes: "los suaves" con tres géneros y "los duros" con un género; y, la luna, donde los humanos que habitan este satélite, buscan independencia de la Tierra y un mecanismo parecido para poder generar la energía limpia e ilimitada que le provee a la Tierra el universo paralelo, ya que este último se niega a darles esta ventaja a los habitantes lunares.

¿Interesante no? Pues al menos espero que les haya llamado tanto la atención como a mi. La novela, pese a desarrollar varios temas, como: la forma en que hacemos política, la ética con otras especies civilizadas y la situación de pertenencia hacia el lugar en el que nacimos; gira en torno a describir claramente lo complicado que es cuando los descubrimientos científicos, o más bien dicho, las advertencias científicamente probadas, chocan con nuestro estilo de vida.

Este uno de los grandes problemas que hoy día enfrentamos como especie civilizada: cuando los intereses políticos interfieren con la supervivencia de nuestra especie. Sí, la estupidez humana, su terquedad, su orgullo, su soberbia. Esto es lo que puede acabar con nosotros como especie, a menos que de verdad comencemos por hacer esfuerzos para curar la idiotez, que poco a poco es más común; a pesar de que vivimos en la era en que la información y el conocimiento se encuentran en la palma de nuestras manos, seguimos siendo tan ignorantes y tan pobres de mente.

Espero que quienes me lean, busquen esta novela, que les dará suficientes razones para comenzar a tratar de divulgar lo mejor posible el conocimiento humano actual; para que tal vez algún día, la estupidez no sea lo común, sino que sea la excepción a la regla. Busquen, lean, comuniquen, debatan, aunque es probable que nuestra percepción vaya a ser que somos gotas en un océano enorme, pero quién sabe, tal vez podamos salvar el mundo, poco a poco, y algún día, la humanidad nos agradecerá esto, ya que los avances que se pueden alcanzar, estoy seguro, serían impresionantes si algún día trabajáramos todos unidos por el bien de nuestro hogar (La Tierra), nuestra especie y las demás con las que coexistimos y dejáramos de lado nuestra soberbia e intereses particulares.


Cita favorita: "En cualquier caso, en lo historia no hay finales felices, sólo puntos de crisis que pasan" ("In any case, there are no happy endings in history, only crisis points that pass")


lunes, 10 de julio de 2017

Farenheit 451 - Ray Bradbury

Una novela sobre un futuro no muy lejano, en el que el gobierno ha prohibido los libros y el único entretenimiento de las personas es ver televisión. ¿Da miedo? Sí, para mi sería un mundo espantoso, porque en mi vida los libros le han dado respuesta a muchas de mis preguntas más profundas, sin embargo, ¿en realidad me sentiría vacío e infeliz si no supiese si quiera qué es un libro? No lo sé.

La naturaleza humana nos hace cuestionar todo lo que nos rodea, sin embargo, no sé qué tan común sea eso entre nosotros. Yo veo más bien, que en lugar de hacernos un pensamiento propio producto del razonamiento lógico de lo que somos y para qué estamos aquí, tomamos las verdades que nos dicen nuestros políticos, la televisión, la radio, los líderes eclesiásticos así como mitos y leyendas de libros con más de dos mil años de existencia, escritos por sabios supuestamente inspirados por Dios.

Todas esas "verdades" las tomamos como ciertas, las adoptamos como parte de nuestra realidad, sin cuestionar; porque cuestionar puede ser algo peligroso, ya que podemos darnos cuentas de verdades que nos pueden incluso matar, o bien, nos pueden hacer pasar una eternidad en el infierno. Después de todo, Adán y Eva comieron del fruto del bien y el mal, y con ello descubrieron la verdad de su situación. La misma Biblia, que es uno de los principales ejes de la sociedad occidental declara que la sabiduría pertenece a Dios, así que, un cristiano está llamado a no pensar, y más bien, obedecer las reglas de un Dios dictatorial, quien habla únicamente por un libro, que es el único que debería valer la pena leer. Y sí, ese es el pensamiento de la mayor parte de los feligreses cristianos; lo escribo porque realmente lo he escuchado, tal vez no con esas palabras, pero sí en esa dirección.

Por lo antes dicho, ese futuro tan macabro de Farenheit 451 no me parece alejado de la realidad. En la novela es una minoría la que se opone al régimen "anti-libros" de ese Estado dictatorial, principalmente por el miedo que infunda un Estado con ese pensamiento y porque muy pocos seres humanos están dispuestos a defender un ideal, (o más bien, la búsqueda de la verdad) entregando su vida. Yo no creo que lo haría, porque hoy día vivo en un país pobre, sin realmente preocuparme por la situación en la que se encuentran mis hermanos compatriotas y viviendo una vida de comodidades, pudiendo hacer algo más y no solo sentarme a leer las noticias e indignarme por las sandeces que realizan nuestros líderes mundiales día a día.

No, no es fácil defender un ideal, pero el espíritu rebelde de Montag (el protagonista de esta fantástica novela), me inspiró a tratar de cambiar el mundo. Sé que no lo voy a lograr yo solo, pero como Montag, quiero ser parte de un cambio; el cambio que nos haga cuestionarnos, para que despertemos nuestra naturaleza enfundada en la curiosidad y la satisfacción de entender los grandes enigmas de la realidad. 

Fue el magnánimo Sir Isaac Newton (uno de mis héroes personales) quien dijo una vez: “Si yo he visto más allá, es porque logré pararme sobre hombros de gigantes.” ¿Adivinen dónde se encuentran esos hombros de gigantes? Sí, acertaron, en los libros; ahí se encuentran los pilares de la humanidad, de esa forma hemos logrado acumular tanto conocimiento, para que hoy día, podamos tener una vida con mayores comodidades, pero, ¿es suficiente? no lo creo, pero siento que solucionaría una buena parte de los problemas humanos, ya que mejoraría el sistema de gobierno más popular en nuestro planeta: la Democracia.

miércoles, 14 de junio de 2017

Anna Karenina - León Tolstoi (Parte 2/2): Konstantin Levin

Como mencioné en mi post anterior, al ser Anna Karenina una novela tan larga y con dos historias paralelas que se entrelazan entre sí con dos protagonistas, decidí escribir mi breve análisis y reseña de la novela en dos partes. Esta es la segunda parte.

En este caso me quiero enfocar en Levin. Levin es amigo de la infancia de Oblonsky, hermano de Anna. Este personaje es muy inserguro de si mismo, totalmente lo contrario a Anna. A diferencia de Anna, Levin es una persona centrada, decidido a encontrarse a si mismo, para luego vivir su vida con la mayor felicidad posible.

Levin está terriblemente enamorado de Kitty, la cuñada de Oblonsky, a quien Anna "traicionó" al enamorarse de Vronsky, ya que este último había hecho una "promesa" de amor a Kitty. Si leen o han leído la novela, sabrán a qué me refiero al poner entre comillas las palabras "traicionó" y "promesa". Levin al ver que el amor de su vida, Kitty, estaba enamorado de otro hombre, se resigna a su vida en el campo, dedicándose con el mayor esmero en la misma, tratando de buscar soluciones para mejorar la eficiencia y las condiciones en que las personas que trabajan el campo completen su trabajo.

Según lo que he leído, de lo que representa para Tolstoi esta novela; Anna y Levin son sus dos personjes interiores, representando su conflicto interno. Anna, llena de pasión y alegría en un inicio, deja que sus pasiones la lleven a la desesperanza y el desamor, mientras que Levin, encuentra en el amor verdadero a su familia, una verdadera pasión y el sentido de la vida.

La sobriedad de Levin, fue a mi parecer, lo que mayor fruto le resultó en su vida, a pesar de las adversidades, y con el dolor de perder a su hermano y casi perder a su esposa en el parto, le otorgan a este personaje, la virtud del agradecimiento, el cual, según él, no puede venir si no es de algo sobrenatural. Es ahí, en el último capítulo de esta novela, en que Levin, en sus reflexiones, comprende el sentido de una deidad en nuestras vidas, que es, no más, que el sentido moral que rige nuestra existencia.

La historia de Levin, a diferencia de Anna, es una historia con un final feliz, una historia que deja mucha reflexión y contemplación al lector. Si bien, personalmente, difiero con las conclusiones filosóficas con que el libro termina, comprendo que para muchas personas, esto represente un sentido de vida, después de todo, no somos más que conciencias percibiendo el universo de distintas maneras, y en el sentido espiritual, creo que Levin, como muchas personas, perciben la necesidad de un Dios, para agradecer y perdonar, así como para vivir en plenitud y felicidad consigo mismas.

sábado, 29 de abril de 2017

Anna Karenina - León Tolstoi Parte 1/2: Anna



Anna Karenina ha sido una de las novelas más extensas que he leído. Con mucha paciencia, durante tres meses, me di a la tarea de leerla, poniéndome como fecha límite el 25 de marzo de este año para terminar de leerla, pero se me hizo imposible. No obstante, esta semana, para ser exactos el 24 de abril de 2017, al fín he podido finalizarla. Les digo, para lograrlo, tuve que hacerme la disciplina de completar horas de lectura por cada semana (siendo la meta 8 horas por cada semana). Habían semanas que no lo lograba, otras en las que leía más de la meta, pero ni así, logré finalizarlo en el tiempo que me había propuesto.

Dicho lo anterior, y al ser una novela con dos protagonistas, he decidido separar mi concepción de la misma en dos partes: una (esta) que describa la historia de Anna Karenina y la otra de Levin, el segundo protagonista.

-Anna- 

Atrapante, hermosa y brillante. Tres palabras que saben describir a la protagonista de esta novela, de forma coherente. Anna es en sí, una obra de arte de la naturaleza. Físicamente bella, es una mujer con una personalidad tenue, calma, templada y delirante. Cualquier persona que la mire, que converse o que interactúe con ella, caería a sus pies, enamorado, confundido, noqueado. Y eso, es lo que provocó que la llama de amor de Vronsky se apagara en la mujer que originalmente juraba amar y se dirigiera hacia Anna, al mero estilo de Romeo, quien amó a Rosalina y luego a Julieta, con la diferencia de que Romeo era un adolescente, y Vronsky un adulto joven, con sus convicciones y pasiones casi determinados.

Anna comete el peor de los pecados que una mujer en su posición puede cometer: irse con el amor de su vida, dejando a su esposo de lado. Por esto, tuvo que pagar un precio muy alto que fue el de alejarse de su hijo, a quien tanto ama; y el rechazo de sus amigos y la sociedad en general. Ambas cosas, la hacen morirse poco a poco, desde adentro, carcomiéndole la mente y el espiritu y a perder la necesidad de vivir.

Su personalidad templada y brillante, comienza a ser devorada lentamente por los celos, la paranoia, el infortunio de los sucesos que poco a poco le destruyen su aura de vida. Su necesidad de atención por parte de su amado, crece, entre más rechazos recibe en su vida. El hecho de no poder ver tranquilamente a su primogénito, le hace no amar con la misma pasión a su primer hija. La situación de que su amante no entiende sus necesidades, comienza a exprimirle la cabeza, hasta buscar venganza, para que él sufra lo que ella sufre: desesperanza.

Anna busca su felicidad en las pasiones de la vida. Es un poco hedonista, y eso, no se le puede perdonar a alguien que está en su posición social, peor siendo mujer. Su muerte, la causa la soledad, pero yo más bien diría que la principal causa de la misma, es la misma sociedad y su hipocresía o doble moral. Anna buscaba nada más lo que le hiciera feliz, pero el costo de su felicidad era mucho más grande que ella. 

Probablemente, yo diferiría con Tólstoi sobre la situación moral de Anna. Tolstoi pensaría, tal vez, que el elegir la vida que ella eligió fue lo que hizo que todo terminara de manera desafortunada; yo personalmente creo que la estructura de la aristocracia en la que vivía Anna, fue la que la llevó a su infortunio. Aunque también pienso que sea eso probablemente lo que Tólstoi también quería reflejar: que ese tipo de ideologías con doble moral, pueden llevar a los individuos a cometer errores, y que esos errores pueden costar la vida o como mínimo, la desesperanza.


lunes, 10 de abril de 2017

Un pequeño ensayo sobre la ciencia ficción y comentario sobre: From the Earth to The Moon - Jules Vernes (De la Tierra a la Luna - Julio Verne)



Cuando la gente me pregunta cuál es mi género literario favorito, no se me hace tan complicado responder, ya que tengo claro que la ciencia ficción, es y siempre será, el tipo de literatura que más me apasiona. Al leer el primer capítulo de "De la Tierra a la Luna", automáticamente Julio Verne se convirtió en otro de mis autores preferidos en general, y mucho tiene que ver que su género sea la ciencia ficción.

Sin embargo, me hizo cuestionarme: ¿por qué me gusta tanto la ciencia ficción? Pues, en principio mi respuesta fue: "porque es "cool" y me hace aprender cosas nuevas mientras aprecio una de las formas más hermosas de arte que existe, como lo es la literatura". Lo anterior siento que debo explicarlo a profundidad.

En mi humilde opinión, el arte, es la forma de expresión más elevada del ser humano. Partiendo de eso, de las múltiples formas de arte que existen: pintura, arquitectura, música, etcétera. La literatura tiene un espacio especial en mi corazón, porque si bien, algunos pueden argumentar que es nada más un aluvión de palabras complicadas o simples para contar una historia o evento que ha llamado la atención del autor; la misma tiene como especial distinción elevar una de las formas más comunes de comunicación, embelleciéndola mediante palabras y frases, e introduciéndose profundamente en nuestra alma, haciéndonos capaces de sentir empatía, por personas o sucesos que nunca existieron, pero que se convierten en parte de lo que somos. En ese sentido, la literatura forma parte de nuestras experiencias espirituales por lo que no me extraña que los libros religiosos utilicen este arte para comunicar sus reflexiones e historias.

Por otro lado, debo decir que lo que yo leo y lo que las personas encuentran en mi biblioteca personal, no es solo literatura, si no que también libros de divulgación de descubrimientos científicos, tanto naturales, como sociales. Lo anterior se debe a que para mi, el conocimiento es base para crearme un criterio propio de la vida y la consciencia que traigo conmigo. Mediante la ciencia o bien, el conocimiento empírico, la humanidad ha logrado entender un poco más lo que somos, de dónde venimos, qué hacemos aquí; y aunque aún falta mucho para poder contestar esas preguntas, no hay duda de que poco a poco vamos revelando la verdad del mundo material en el que vivimos y esto nos ha dado el empuje para entender nuestro mundo abstracto de las ideas, el cual, a pesar de muchas falencias que aún tenemos, cada vez se vuelven más bondadosas y menos violentas.

A mi me encanta la ciencia ficción porque lo que escribí en los dos párrafos anteriores, se une, combinándose la divulgación científica con la literatura, dando al lector la oportunidad de salir de la ignorancia y al mismo tiempo, elevar su alma hacia ese conocimiento nuevo adquirido, dando a la humanidad la oportunidad de cuestionarse a si mismo, sobre los aspectos materiales que atañen a nuestra consciencia inmaterial y viceversa.

Seguramente ustedes han escuchado sobre Julio Verne; un hombre adelantado a su época. El libro que leí "De la Tierra a la Luna", Verne lo publicó en el año 1865, o sea, 104 años antes de que los Estados Unidos de América, por medio de su agencia especial, la NASA, lograra poner el asta con su bandera en nuestro hermoso satélite. Y aún así, Verne cuenta su historia con una precisión en datos científicos impresionante: desde el Estado (Florida) donde despegó el proyectil que fue lanzado hacia la luna, hasta lo que ocurrió una vez que el proyectil llegó ahí, así como varias situaciones que se dieron en la realización y preparación del viaje.

A la mitad de la novela tuve que investigar un poco de los principios generales de balística, porque en ciertos momentos la novela mantiene términos y afirmaciones técnicas de dicha ciencia. Sin embargo, está escrita de manera magistral, de forma que el lector no pierda el interés. Asimismo, la novela contiene una excelente reflexión acerca de la unión humana y de lo que seríamos capaces si nos uniéramos como una sola especie para solucionar los problemas que nos atañen para avanzar como civilización.

Es el primer libro que leo de Julio Verne y creo que a partir de ahora, vendrán muchos más de este autor, que es uno de los grandes de la ciencia ficción como H.G Wells y Asimov. Es más, si usted lee ciencia ficción, le invito a que lea a Julio Verne, ya que es considerado uno de los padres de este hermoso género, que nos hace viajar desde las profundidades más oscuras de la Tierra hasta los confines del infinito y misterioso universo en el que vivimos, pasando por cuestiones filosóficas que mueven nuestra propia consciencia.